9 de octubre de 2008


... vengo desde la antesala con un dulce en la boca. Llegas tú, por sorpresa y me desnudas, de primeras, sin avisar, al completo. Parálisis boquiabierta, no me salen palabras, no hay lágrimas, para no variar, sólo asombro. En cinco minutos me lanzas y me devuelves al punto de partida, dónde aún no era nada; menos alguien.


¿Y cómo pretendes que me quede mirando lo que serviste y no me lo coma?


No me dijiste nada nuevo, nada que no supiera antes ya, pero a pesar de ello mi consciente se perdió en la evidencia. Blanco, vacío, profundo,... ¿Es esta, realmente, otra sala? Nadie me pidió el tique para entrar, eso sí, algo me golpeó, me sacudió, me mareó, me desorientó, me lanzó, me perdió, me... mi, mo, muuuuuuuuuu!!! o no ??¿?¡¡!!?¿!¡?¡?¡¿¡!!¡¿¡


- ¿Cómo te llamas?
- Álex
- ¿Conoces a Álex?
- Mmmm... tratamos de conocernos todos los que somos.
- ¿Quien te va ayudar a ti? Abrazate, quierete, amate y después... me devuelves la propina.
- Que grande eres, por cierto, ¡me duele una muela!
- Comprate 1 kg. de amor dulce y que sea natural, nada de envasado al vacío.


Ya se a que te referías ahora, mi sub, verdad que lo perdí hace unos días cuando lo aposté ante un suspiro capitalista, mentira todo, mierda todo, como siempre, sigue igual, la misma mierda, huele igual de mal, ¡maldita operación! ¿De que me serviste?

Gracias por el bofetón, lo necesitaba.
Foto: "Lineas", pintura plástica sobre periódico.