Discover Manel!
Nuevos descubrimientos, viejos recuerdos.
Atravesada la puerta del olvido, un camino sombrío se pierde en sí mismo. Paseo por un jardín sin rosas, hablo con las hojas caídas, les lamento lo que ha sido de nosotros, el porqué de nuestra debilidad y la incertidumbre del mañana que se avecina ventoso.
Embarrado de lágrimas sucias, saturado de corazones desengañados, obstruido por una mente obstinada que no deja de lamentarse. Si no fuese así, estas letras serían de color verde. Por el contrario, mi mano desliza débil sobre este lienzo en el que pinto desilusión y torpeza. Busco la suerte enterrada debajo la nieve, busco el amor demasiado lejos de mi y resbalo rio abajo. “Quien fuera palmera para estar frente del mar y no pensar”, dijo alguien, quien fuera recuerdo para vivir eternamente, dice mi ego, quien fuera animal para vivir sin preocupaciones, digo yo.
Si yo tuviera una escoba… recogería los pedazos de mí que están esparcidos entre las cenizas de un cigarrillo maloliente.
Si fuera capaz de olvidarme de mi mismo sería agua en tu bañera, aire en tus pulmones, calor en tus manos, pasión en tu cama, odio en la nada y mentira en el tiempo. Voz en tu despertar, sueño al caminar, verdad en tu corazón.
Quisiera llenar este vacío que mide 182 cm. y pesa 70 kg, me gustaría que brillara la antorcha de mi corazón, quisiera poder… terminar estas líneas.
Foto: París, Diciembre 2008