9 de febrero de 2008


... se vive el sexo a color y se envidian paseos matinales por antiguos bosques de hadas por donde los perros corren felices entre el rocío que la noche dejó. Ella ciñe su cuerpo a mi brazo mientras abanzamos a ritmo de mordiscos, sorbos y algún que otro beso.

Pocos días atrás, vencido por el amor incondicional y abatido por mi propia mentira; emergen brotes de esperanza. Tengo un telescopio, mi vista está puesta ahora más allá de la luna, donde residen las estrellas. Hacía ya algún tiempo que soñaba con ellas, las quise tanto que al final las puedo tocar, ame tanto mis sueños que se han hecho realidad.

Bañado en polvo de nacar y salitre, semienterrado en la arena gruesa de la playa, cual una concha. Así estoy hoy, deseoso de que me recojas y me lleves áureo cerca de tu corazón.
Foto: Buscando a Iru. (Puigcerdà, enero 2008)

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