
...colgado de una hamaca...
Hace rato que te vengo pensando, hace rato que te siento buscándome, abducido por el compromiso del no autorrespeto, hoy es el día, ahora el momento. Palabra fina y de corte afilado, se mueve puta de arriba a bajo; des de lo profundo, después de la corteza, hasta las uñas de los pies, tal un escalofrío en pleno verano asfixiante. Ahora es mi mano quien rubrica en palabras espasmos guardados en el congelador. Tengo suerte, me enfrenté al tiempo, le dije que no era nadie, que no tratara de acongojarme; le dije que ya nunca más me iba a hacer sentir mal, le repetí que todo lo que es, lo es gracias a mi y le susurré: "Ya no existes, tanto como no existe ni cielo ni tierra, ni sol ni luna, ni vida ni muerte, ni yo... y mucho menos tú, sólo existen los ciclos". Grandes, pequeños, profundos, intensos, secos, ruinosos, amarillos y con purpurina, estrellados, mágicos, de terciopelo granate, ...
Pocos días antes de hoy busqué una grieta, una de ancha y profunda, poco sinuosa. Iba directo al centro de la Tierra, allí me escondí, no podía soportarlo más. Prostituido y humillado por mi inconsciencia, siempre preferí a mi subconsciente y su particular espontaneidad; desterrado del hemisferio derecho, sin posibilidad de cultivar la creatividad; me zambullí al trabajo de la tierra, y ahora labro mi propio gusto.
Olía a tierra mojada, choques estelares, chispas de vida, estrellas fugaces... y no se cuanto más, cuando giré página, ya no había mano. ¿Cuántas cosas se habrán quedado dentro???
Foto: Jugando a pintar (Borgonyà, agosto 2008)
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