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Ayer era un perseguido que tenía que escapar de la furia del mal; escondido en casas ajenas, persecuciones en coche a toda velocidad, etc. La serenidad vencía al miedo. Sin dudas, movimientos con seguridad y un cigarrillo que cuelga de mis labios entreabiertos. SUEÑO.
Hoy me desdoblo y atravieso puentes que me llevan a lugares mágicos.
Asombrado por el color azul verdoso, caigo por un tobogán larguísimo en una profunda oscuridad. Aun no veo el fin y no hay ya tobogán tan siquiera. Un espacio enorme, sin límites, me alberga sin saber donde estoy. Una voz me dice desde fuera que es un acordeón y que puede transformarse. Así es, empequeñece en un segundo, se vuelve triangular, redondo en un abrir y cerrar de ojos o deslumbrantemente brillante. MENTE.
Atravieso otro puente, un calidoscopio de colores brillantes y gozosos me abrazan fuertemente; estoy bien a gusto, me siento. Mis guías me acompañan. Son dos, pero empiezan a bailar y se unen. ¡Ahora son uno! Dos pasos, un cambio de ritmo y ahora se dividen en mil pedazos. Silencio esquivo y aterrador ante mis preguntas. CORAZÓN.
Por mis manos hay corriente de aire. Dedos tensos, calor, energía. ¡Dolor! Aquí está la salvación. Se juntan madre y padre para el bien único, un puente que une las polaridades, una tregua en la zona media, una fuente inagotable de sabiduría. Se desvanece todo dolor, a merced de mi propio regazo quedo y me reduzco a embrión. Aquí estoy calentito. CENTRO.
En mis manos está la solución.
Finley Quaye
Álbum: Oranges & Lemons
Canción: Maximizing love
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