26 de septiembre de 2007
... amanece en el Faro del Cabo Villano. Sueños de amor rociados en la almohada, lágrimas por tu querer impresas en mis mejillas. Profundo hueco en mi corazón, mellado por la falta tuya. Sollozo besos solubles cual estremecedoras olas que se disipan entre las rocas y la tiniebla que emborracha la Costa da Morte. Vagaré en mi soledad hasta nuestro anhelado reencuentro.
Llegué hasta aquí por los senderos de la paciencia, aunque casi la pierdo buscando la puerta de salida de A Coruña. Retomé fuerzas en Razo; aunque no me dio para un baño cambié el medio y me balancee por mis inquietudes hasta aparecer en Malpica, donde la recogida playa abrazada por el pueblo me guardaba un par de bajadones que se estrellaban en la orilla.
Con mi perspicaz orientación pude dormir en la Playa de Traba. Buenos augurios para desayunar, descontracturo mi flaqueza y regálanme nuevas amistades y una derecha consistente.
Todo fluye, no bloqueo y aquí estoy.
24/9/07
Foto1: Torre de Hércules en A Coruña.
Foto2: La playa de Razo, desfasado.
Foto3: Malpica.
Foto4: Cabo Villano.
20 de septiembre de 2007
... explota el día y arranca con todas sus fuerzas, sol deslumbrante y maretón. Frouxeira, playa de Valdoviño, que no lo aguanta, despierto a Lucía y salimos con el desayuno en la boca. Iru no tiene tiempo ni de salir a dejar su particular recuerdo de visita.
Campelo está vacío, un edificio medio en ruinas cuenta los días de soledad. Suposiciones, seguro que esta casualidad no fue más que el premio de madrugar. Olones; grandes, muy grandes y miedo. Aparece Dan, galés. Cruce de vidas. Le echamos huevos y entramos. Los dos sabemos que es lo más grande de nuestra vida. Masas de agua cómo montañas, espumas cómo trenes y revolcones cómo atracciones de feria. Pillo una ola y salgo corriendo. Dan me está esperando emocionado, ha visto la ola y dice que era enorme. Decidimos marchar, realmente, no teníamos valor para aguantar aquello. Unimos fuerzas y vamos en busca de algo más asequible.
Caminos que llevan a pueblos, caminitos que llevan a urbanizaciones, curvas y curvitas; esto es un laberinto. Pillamos la general y tras preguntar 25 veces llegamos a la playa de San Jorge, súper tocada de viento, pero en un extremo le da casi de off-shore. Es difícil hacer el take-off, el viento es tan fuerte que cuando te vas a levantar tienes que cerrar los ojos porque sino se te llenan de agua. Aguanto, bajo la pared y cerrón. No está fácil.
Pasamos la noche en Doniños. Buena elección. Agua potable, duchas, baños... y mazorcones mañaneros. Olas rapidísimas y tubos increíbles. Súper exigente, la verdad que no lo disfruto mucho ya que realmente son olas de otro calibre al que estoy acostumbrado, pero vale la pena seguir intentándolo y ver como los demás se marcan unos trucazos de la virgen.
Va a menos. Nos damos un baño matinal de despedida, se van las olas, se va Dan y marchamos nosotros también de Doniños. Visita calurosa en Ferrol, parece pleno agosto de Mediterráneo, sin duda uno de los días de más calor de este verano.
Respiro y... seguimos el camino. ¿Hacia dónde? ¿Derecha o izquierda? Iru, no responde. Parece enfadado después del castigo impuesto tras vomitar tres veces dentro de casa, no por que esté malo, sino por comer vete a saber que. Tiempos de reeducación y disciplina, se acabo el crédito, aunque no todo es negro, el blanco brilla por si mismo.
20/9/07
Foto1:Campelo, la ola más grande que he surfeado.
Foto2:San Jorge (Xorxe), mucho viento.
Foto3: Doniños al anochecer, no quedaba mucho pero la forma de la ola aguanta siempre.

En el kilómetro 93.215 empieza este viaje. Una Galicia misteriosa me recibe teñida por la niebla aunque unos tímidos rayos de sol con olor de eucalipto consiguen abrazarme dándome una calurosa bienvenida. Praia des Catedrais y San Andrés de Teixido son las primeras visitas y Pantín el primer baño.
Abulicas gotas de vida riegan una tranquilidad abrumadora a mi pesar. La chispa está que va a saltar en cualquier momento, pero llega la noche y aún no se ha decidido, así que, me contento con la tenue luz de mi farolillo y las estrellas que brillan dentro de casa.
17/9/07
13 de septiembre de 2007
Recogemos las cosas, guardamos la mesa, las sillas y el tendal. Para Juanra, Montse y Julia se han terminado las vacaciones y vuelven a Piedras Blancas para empezar un nuevo ciclo. Son una familia encantadora, y admiro a Juanra y a Montse por la manera cómo se lo montan, tanto profesionalmente, cómo a la hora de divertirse y por cómo educan a Julia. Aunque no sé que me depara el futuro, van a ser para mi, un modelo de familia de referencia y para tener en cuenta. He aprendido otras cosas de ellos, me han enseñado nuevos trucos sobre el arte de cocinar, comer y beber, son grandes expertos en la materia y me asombro su extenso conocimiento sobre vinos, quesos y productos asturianos auténticos, de los que no llevan etiqueta y no se encuentran en el Alimerka. Nos despedimos deseándonos la mejor suerte del mundo y la voluntad de seguir en contacto para un reencuentro futuro, ¿será el próximo invierno en el Pirineo? Quien sabe, todo se verá.
Me despido de Lara también. Aunque hemos pasado menos tiempo juntos y no nos hemos conocido tanto, han sido unos buenos momentos.
Cuando tengo la Lucía bien arregladita para abandonar Vega, la dejo en relentí y voy a despedirme de Juan Carlos, Conchi y Rafael. Son una familia de Málaga que pasan el verano con la autocaravana en esta misma playa. Rafael es el abuelo de Juan Carlos y el conductor. Sin él no llegarían cada año hasta aquí. Un día me vio apurado haciendo la colada y me dijo: -“Eso te pasa porqué no hiciste la mili, sino ya sabrías como se lava la ropa”. Entonces con pequeños recuerdos de su servicio militar aprendí a frotar la ropa. Juan Carlos es el sobrino de Conchi, tiene 12 años y pasa las vacaciones en Vega. Ha sido, sin duda, nuestro mejor cliente en la escuela, el que ha repetido más días y el que más ha progresado. Conchi ronda los cuarenta años. Una enfermedad le obliga a llevar un ritmo de vida diferente a la mayoría, y eso no es fácil. Le encanta cocinar, lo hace estupendamente y les regala a los suyos y algunos de sus vecinos, esos virtuosos manjares. Siempre recordaré las croquetas de jamón y queso, el arroz con caracoles y el cocido de patatas con ternera. Cómo quién dice, vive para ello y es feliz viendo a los demás como disfrutan con lo que les ha preparado.
Nos chocamos las manos con Jose. Hemos dirigido la escuela por un verano exigente, nadie recuerda un año tan malo, así que en vistas de los comentarios, considero todo un éxito llegar hasta dónde hemos llegado. Nos prometemos mantenernos en contacto, ya sea para reunirnos este invierno por La Cerdanya o para reflotar la escuela de surf el verano que viene. Hasta la próxima.
Al final arranco, me despido de Vega. Ahora solo me falta el carné de conducir para hacer lo propio con Ribadesella.
10/9/07
Foto1: Aquí estamos yo, Lara, Julia, Juanra, Montse y Iru.
Foto2: Conchi, Juan Carlos, yo y Rafael.
Foto3: Una imagen triste y decadente de la Escuela recién cerrada.