... en algún lugar de la Autovía del Cantábrico, voy conduciendo la Petita Lucía, el céfiro me refresca la cara y me seca la boca. Veo a los demás desde arriba, no es por desprecio, mí camino me ha llevado hasta aquí. No se en que posición me encuentro, pero a veces, realmente, percibo esta diferencia. Leo: No te quedes en el recuerdo del pasado. Vive el presente. Y digo:-... porqué será tú futuro. ¿Hacia dónde vamos? ¿Hacia dónde voy? ¿En que trabajo? Todo es efímero, nada es para siempre. Todo tiene un fin porqué tuvo un ínicio, un blanco y un negro, una vida y una muerte. Desde las galáxias, las estrellas y hasta el Sol morirán, igual como mueren los días, las horas, los minutos y los segundos. Me estoy muriendo. Muero para renacer, esparcido por el cosmos de una forma u otra. Este es mí fin, mi destino, mí trabajo final. Pero antes mi trabajo será otro, trabajaré para mi futuro, incluso antes trabajaré para mañana, y empezaré a disfrutarlo desde aquí, que es lo que gané ayer.
Se pierde el humo en el paisaje, no sin antes abrasar mi cuello.
3/9/07
Foto: Autofoto durante el recorrido de un trayecto en quad dirección a los Acantilados del Infierno, un trabajo bastante surrealista, guía de excursiones en quad en Ribadesella (Asturias), julio de 2007.
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