13 de septiembre de 2007




...he observado el paso de los días, días de cambios; se achicaron los días, el sol ya no calienta tanto, el agua enfrió... y, acabé, por sorpresa, con el trabajo. Esperaba que aguantáramos abiertos una semana más, pero al final no cuadro y de un día para otro cerramos el chiringuito.

Recogemos las cosas, guardamos la mesa, las sillas y el tendal. Para Juanra, Montse y Julia se han terminado las vacaciones y vuelven a Piedras Blancas para empezar un nuevo ciclo. Son una familia encantadora, y admiro a Juanra y a Montse por la manera cómo se lo montan, tanto profesionalmente, cómo a la hora de divertirse y por cómo educan a Julia. Aunque no sé que me depara el futuro, van a ser para mi, un modelo de familia de referencia y para tener en cuenta. He aprendido otras cosas de ellos, me han enseñado nuevos trucos sobre el arte de cocinar, comer y beber, son grandes expertos en la materia y me asombro su extenso conocimiento sobre vinos, quesos y productos asturianos auténticos, de los que no llevan etiqueta y no se encuentran en el Alimerka. Nos despedimos deseándonos la mejor suerte del mundo y la voluntad de seguir en contacto para un reencuentro futuro, ¿será el próximo invierno en el Pirineo? Quien sabe, todo se verá.

Me despido de Lara también. Aunque hemos pasado menos tiempo juntos y no nos hemos conocido tanto, han sido unos buenos momentos.

Cuando tengo la Lucía bien arregladita para abandonar Vega, la dejo en relentí y voy a despedirme de Juan Carlos, Conchi y Rafael. Son una familia de Málaga que pasan el verano con la autocaravana en esta misma playa. Rafael es el abuelo de Juan Carlos y el conductor. Sin él no llegarían cada año hasta aquí. Un día me vio apurado haciendo la colada y me dijo: -“Eso te pasa porqué no hiciste la mili, sino ya sabrías como se lava la ropa”. Entonces con pequeños recuerdos de su servicio militar aprendí a frotar la ropa. Juan Carlos es el sobrino de Conchi, tiene 12 años y pasa las vacaciones en Vega. Ha sido, sin duda, nuestro mejor cliente en la escuela, el que ha repetido más días y el que más ha progresado. Conchi ronda los cuarenta años. Una enfermedad le obliga a llevar un ritmo de vida diferente a la mayoría, y eso no es fácil. Le encanta cocinar, lo hace estupendamente y les regala a los suyos y algunos de sus vecinos, esos virtuosos manjares. Siempre recordaré las croquetas de jamón y queso, el arroz con caracoles y el cocido de patatas con ternera. Cómo quién dice, vive para ello y es feliz viendo a los demás como disfrutan con lo que les ha preparado.

Nos chocamos las manos con Jose. Hemos dirigido la escuela por un verano exigente, nadie recuerda un año tan malo, así que en vistas de los comentarios, considero todo un éxito llegar hasta dónde hemos llegado. Nos prometemos mantenernos en contacto, ya sea para reunirnos este invierno por La Cerdanya o para reflotar la escuela de surf el verano que viene. Hasta la próxima.

Al final arranco, me despido de Vega. Ahora solo me falta el carné de conducir para hacer lo propio con Ribadesella.

10/9/07

Foto1: Aquí estamos yo, Lara, Julia, Juanra, Montse y Iru.
Foto2: Conchi, Juan Carlos, yo y Rafael.
Foto3: Una imagen triste y decadente de la Escuela recién cerrada.

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