8 de octubre de 2007






... apuro hasta las últimas cenizas de carbón, después me refugio del frío de la noche dentro de “la maison”. Entre barbacoas y estrellas húmedas hemos pasado un par de días en la península de ensueño para cualquier surfista, Peniche. Los 95000 kms. caen en su honor para ser recordados. La esencia del lugar la captamos, las olas no las vimos, brillaron por su ausencia. Nos instalamos en la recóndita praia da Almagreira, allí quedaba un poco de la magia prometida y aunque rompía sobre unas rocas, mezcle el miedo con la parafina y me desafié a mi mismo. –Demasiado lento, me dicen desde lo alto unas esculturas de arena esculpidas por el viento.

Norah Jones canta para la melancolía mía. Sueño que me abraza el amor mío, sueño con dulces recuerdos, sueño con un dulce reencuentro.

En la praia de Sâo Juliâo, dentro de otro paraíso para surfistas, Ericeira, encontramos la combinación ganadora. Buenas olas, sin rocas, tranquilo, sol y muchas ganas de darse un baño. Fluyo por las olas, me subo al labio y entre giros regalo conocimientos. Al día siguiente desayunamos tostadas, una de cal y otra de arena; -hay que saber aceptar que esto no solo depende de uno mismo, las variables juegan caprichosamente y allí estamos nosotros, rodando a su merced, Paula.

7/10/07


Foto1: Praia de Baleal.
Foto2: Sobran las palabras, Supertubos... de vacaciones.
Foto3: Praia de Almagreira.
Foto4: Vista de Ericeira.
Foto5: Praia de Sâo Juliâo.

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